Nuestro país tiene un fuerte arraigo en las tradiciones. Una de nuestras las más famosas es la del día de muertos. Este día, en diferentes localidades del país, se festeja a los difuntos, se les pone un altar, flores, su comida y bebida favorita, etc. También se piensa que ese día nuestros seres queridos que han muerto, vienen a visitarnos. En algunas localidades los niños llegan el día primero de noviembre antes que los adultos y el día dos llegan los adultos. Algunas regiones repican las campanas a las 12 del día anunciando que han llegado las almas de los adultos. ¿Será que los muertos nos visitan?
Abuelita – Ramoncito, deja de tirar el agua, mira tu abuelito está viendo desde el cielo que te estás portando mal.
Ramoncito – sí abuelita, ya voy. (Y el niño sigue jugando con agua).
Abuelita – Ramoncito apúrate que ya se hace tarde, no vamos a llegar a tiempo para llevar las flores que le prometí a tu abuelito.
Ramoncito – Oye abuelita ¿y mi abuelito puede ver que le llevamos flores?
Abuelita – ¡Claro que sí!, el nos ve desde el cielo y desde allá nos cuida.
Ramoncito – ¡Ah! Entonces también voy a ponerle estas flores rojas, a ver si le gustan.
Abuelita – Además, cómo hoy es día de muertos, va a venir a visitarnos, por eso he dejado mole poblano en un platito y chongos zamoranos. Es lo que más le gustaba.
La Verdad de la Palabra
Había un hombre rico, que se vestía de púrpura y de lino fino, y hacía cada día banquete con esplendidez. Había también un mendigo llamado Lázaro, que estaba echado a la puerta de aquél, lleno de llagas, y ansiaba saciarse de las migajas que caían de la mesa del rico; y aun los perros venían y le lamían las llagas. Aconteció que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham; y murió también el rico, y fue sepultado. Y en el Hades alzó sus ojos, estando en tormentos, y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno. Entonces él, dando voces, dijo: Padre Abraham, ten misericordia de mí, y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua, y refresque mi lengua; porque estoy atormentado en esta llama. Pero Abraham le dijo: Hijo, acuérdate que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro también males; pero ahora éste es consolado aquí, y tú atormentado. Además de todo esto, una gran sima está puesta entre nosotros y vosotros, de manera que los que quisieren pasar de aquí a vosotros, no pueden, ni de allá pasar acá. Entonces le dijo: Te ruego, pues, padre, que le envíes a la casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos, para que les testifique, a fin de que no vengan ellos también a este lugar de tormento. Y Abraham le dijo: A Moisés y a los profetas tienen; óiganlos. Lucas 16: 19-29.
Analicemos un poco lo que Jesús nos está diciendo en este pasaje.
¿A dónde llegó Lázaro? Al seno de Abraham (es decir, al cielo)
¿A dónde llegó el rico? Al Hades (es decir, un lugar de tormento)
¿Alguno de ellos se quedó en esta tierra? NO
¿Pueden los que están en el cielo pasar al infierno o viceversa? NO
Para ver otros pasajes que hablan de que al morir se llega al cielo o al infierno, ver: Lucas 23:42-43; Filipenses 1:23.
Para reflexionar:
Si el rico pudiera venir a visitarnos el día de muertos ¿no crees que él mismo hubiera venido a advertir a sus hermanos acerca del infierno?
Si tienes dudas que quieras tratar de manera personal, si quieres saber cómo llegar al cielo, cómo obtener paz con Dios o reconciliarte con él, puedes escribirme a: laverdaddelapalabra@axtel.net
jueves, noviembre 01, 2007
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