sábado, julio 25, 2009

Santidad

Dios nos hace la invitación a vivir en santidad en Hebreos 12:14
“Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor”

Pero ¿qué es la santidad? La palabra santidad, proviene del verbo santificar. Esta palabra se ha traducido en el antiguo testamento del hebreo קדשׁ qadash, que significa: estar limpio, ceremonial o moralmente, consagrado, dedicado, puro. En el nuevo Testamento se ha traducido de la palabra griega ἅγιος hagios, que significa: sagrado, físicamente puro, moralmente irreprensible y ceremonialmente consagrado, santo.


En otras palabras, cuando Dios nos invita a vivir en santidad, nos está pidiendo lo siguiente:

1. Ser limpios de culpa
2. Vivir físicamente puros
3. Ser moralmente irreprensibles
4. Estar consagrados a él

Nosotros no podemos ser limpios de culpa por nosotros mismos, ni vivir de manera irreprensible, todos hemos pecado como lo dice Romanos 3:23 “por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios”. ¿Cómo puede entonces Dios pedirnos que vivamos en santidad cuando no está en nuestras manos ó cuando no tenemos el poder para hacerlo?

Un Dios infinitamente Santo, Bueno y Justo nos proporciona también la solución a este problema:

Él nos hace sus hijos adoptivos por medio de Jesucristo:

Efesios 1:5 “en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo”

Nos limpia de pecado y de la culpa (somos justificados) también por medio de su Hijo Jesucristo:
Romanos 5:1 “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo”
1ª Pedro 2.24 “Cristo mismo llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre la cruz, para que nosotros muramos al pecado y vivamos una vida de rectitud.” (Dios Habla Hoy)

Dios ha provisto todo para que nosotros podamos vivir en santidad, consagrados a Él.

Jesús al morir en la cruz llevó nuestros pecados, los borró de nuestro historial y nos limpia de ellos.
Colosenses 2: 14 “Dios anuló el documento de deuda que había contra nosotros y que nos obligaba; lo eliminó clavándolo en la cruz.” (Dios Habla Hoy)

Por si esto fuera poco, ha vencido y derrotado a Satanás, el enemigo de nuestras almas que nos incita a pecar:
Colosenses 2:15 “Dios despojó de su poder a los seres espirituales que tienen potencia y autoridad (entre ellos a Satanás), y por medio de Cristo los humilló públicamente llevándolos como prisioneros en su desfile victorioso.” (Dios Habla Hoy)

Nos ha librado de su dominio y de su voluntad.
Hebreos 2.14 “Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, 15 y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre.”

Nos ha trasladado del reino de las tinieblas a la luz admirable de Jesucristo.
1ª Pedro 2:9 “Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable”

Por último, Dios nos ha enviado al Consolador, al Espíritu Santo, la tercera persona de la trinidad para fortalecernos, guiarnos a la verdad de Dios y para darnos fuerza y poder para vivir la vida en santidad, testificando
2ª Timoteo 1.7 “Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.”

Así que, ahora vivimos no bajo la influencia de nuestra propia naturaleza pecaminosa, sino bajo el control y dominio del Espíritu Santo. Es Dios quién nos llama a santidad y quién nos provee los medios para poder vivir la vida que desea para cada uno de sus hijos. Esta vida nueva en justicia, santidad y comunión con Él por medio de su Hijo Jesucristo.

Para Reflexionar:
Te pregunto querido lector ¿estás viviendo esa vida de santidad que Dios demanda de sus hijos? ¿Tienes comunión con Dios por medio de Jesucristo? ¿Vives en el Espíritu venciendo los deseos pecaminosos tuyos, las tentaciones que Satanás pone a tu alcance y apartándote de los placeres de este mundo? Si fallas en alguna de estas cosas, hoy te invito a que reflexiones sobre tu proceder, pidas perdón a Dios y le entregues el control absoluto de tu vida. No hay mejor lugar que estar en las manos del único Dios verdadero, quien nos ama con amor eterno (Jeremías 31:3), que perdona nuestros pecados y nuestra culpa (1ª Juan 1.9), quién nos lleva a vivir en santidad por medio de su Espíritu. Solo necesitas creer que todo lo ha provisto Dios para ti por medio de Jesucristo y que te ha dado poder, amor y dominio propio por medio de su Espíritu Santo que vive en ti (2a Timoteo 1:7).

domingo, julio 12, 2009

El Divorcio ¿Aprobado por Dios?

En estos últimos tiempos podemos ver cómo la familia se va desintegrando debido a diferentes factores, algunos de ellos son: la unión libre, la poligamia, la infidelidad y el divorcio. Ya es común en nuestra sociedad conocer dentro de nuestro círculo de relaciones cercanas uno o más casos de divorcio y un caso al menos en dónde la pareja que conocemos está viviendo con su segundo (a) esposo (a). Los índices de divorcio en México han aumentado del 3.2% en 1970 a 12% en 2005 (1). Muchas parejas se divorcian porque simplemente no se entienden, pelean todos los días y su amor, pues… desaparece. Dios ¿aprueba el divorcio?

Sara – Perla, te llamo para invitarte a mi boda
Perla – ¿No me digas que te vas a volver a casar?
Sara – Pues sí, me vuelvo a casar
Perla – ¿No dijiste que no lo volverías a hacer? Dijiste que no podías vivir más tiempo con Tomás, que de plano no se entendían, y que era muy difícil convivir con el sexo opuesto.
Sara – Sí, sí recuerdo haberlo dicho, pero es que con Mario la situación es diferente, él y yo sí nos entendemos. Compartimos tantas cosas… qué bueno, el caso es que nos casamos ¿Van a venir tú y Javier?
Perla – ¡Por supuesto! No podemos dejar de acompañar a una amiga tan querida en un día tan especial. ¿Cuándo y dónde es la boda?... En el pensamiento de Perla está la interrogante ¿Esta vez funcionará? ¿O será lo mismo dentro de 3 años?

La Verdad de la Palabra
Conocen las tradiciones que les entregamos con la autoridad del Señor Jesús: la voluntad de Dios es que se hagan santos y que rehúyan la libertad sexual. Que cada uno se comporte con su esposa con santidad y respeto, y no se deje llevar por el deseo, como hace la gente que no conoce a Dios. 1ª Tesalonicenses 4:2-4 Biblia Latinoamericana

Que todos respeten el matrimonio y ninguno manche la unión conyugal. Dios castigará a los licenciosos y a los que cometen adulterio. Hebreos 13:4 Biblia Latinoamericana

La mujer casada, por ejemplo, está ligada por ley a su marido mientras éste vive. En cuanto muere el marido, ya no tiene obligaciones hacia él. Mientras éste vivía, cometía un adulterio entregándose a otro; pero, muerto el esposo, queda libre de sus deberes, y si se entrega a otro hombre, no será un adulterio. Romanos 7:2-3 Biblia Latinoamericana

Se le acercaron unos fariseos y lo pusieron a prueba con esta pregunta: "¿Está permitido a un hombre divorciarse de su mujer por cualquier motivo?" Jesús respondió: "¿No han leído que el Creador al principio los hizo hombre y mujer" y dijo: El hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá con su mujer, y serán los dos una sola carne? De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Pues bien, lo que Dios ha unido, no lo separe el hombre. Los fariseos le preguntaron: "Entonces, ¿por qué Moisés ordenó que se firme un certificado en el caso de divorciarse?" Jesús contestó: "Moisés vio lo tercos que eran ustedes, y por eso les permitió despedir a sus mujeres, pero al principio no fue así. Yo les digo: el que se divorcia de su mujer, fuera del caso de infidelidad, y se casa con otra, comete adulterio. Mateo 19:2-9 Biblia Latinoamericana

(1) INEGI http://cuentame.inegi.org.mx/poblacion/myd.aspx?tema=P

Para Reflexionar:
¿Te llevas mal con tu cónyuge?
¿Qué tanto ha sido tu esfuerzo de hacer que se lleven bien?
¿Has probado la intervención de Jesucristo en tu matrimonio? Si no lo has hecho, te invito a que lo hagas. Él puede cambiar tu vida totalmente.

Si tienes dudas que quieras tratar de manera personal, si quieres saber cómo pedir a Jesucristo que intervenga en tu matrimonio, puedes escribirme a: laverdaddelapalabra@axtel.net

sábado, julio 04, 2009

Las Ofensas y Mi Relación con los Demás

En todas las relaciones humanas hay momentos difíciles: en la familia, con los amigos, en el trabajo, en la iglesia, etc. Las personas tienen diferentes temperamentos, pensamientos y sentimientos, lo cual hace que actúen de manera diferente ante una misma situación. Todo lo mencionado propicia que haya roces y desacuerdos entre los individuos. Cuando dos personas desean salirse con la suya, la situación se complica. El no saber qué hacer ante estas situaciones puede hacer que perdamos una oportunidad de trabajo, una promoción, la salud o a veces la amistad de algunas personas. Generalmente ante las situaciones difíciles las personas se ofenden unas a las otras.

Las ofensas pueden ser reales o imaginarias.
¿Imaginarias? ¡Sí, imaginarias! Lo que significa que están solo en la mente, que la persona que se cree ofendió, en realidad no lo hizo. Un ejemplo muy trillado es cuando en la calle o un centro comercial una persona ve de lejos a alguien conocido y sonriente le saluda con un ademán, después de unos segundos, dicha persona no responde al saludo. El aparente rechazo produce un sentimiento desagradable que trae pensamientos negativos a la mente, tales como: ¡Qué grosero!, ¿Qué le hice que no me saluda?, etc. En pocas palabras la persona se siente ofendida; la realidad pudiera ser que la persona no respondió al saludo porque no lo vio.

Vayamos ahora a las ofensas reales. Estas son acciones hechas con la intención de herir, lastimar, molestar o hacer sentir mal a una persona. Ejemplos de este tipo de ofensa son los insultos, las palabras altisonantes contra una persona de manera directa, los apodos que resaltan algún defecto, los golpes, etc.

La ofensas siempre andan por ahí y no importa si la ofensa es real o imaginaria, siempre lastiman y hacen sentir mal. Lo más importante no es la ofensa en sí, ni qué tipo de ofensa es, sino qué se hace con ella. ¿Dios tiene algo que decir al respecto?

La Biblia, que es la voluntad de Dios escrita para nuestras vidas, nos dice claramente qué se debe hacer con las ofensas.

Lo primero que se debe hacer es no juzgar a quien ha ofendido y considerarse uno mismo:

No juzguéis, para que no seáis juzgados Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido. ¿Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo? ¿O cómo dirás a tu hermano: Déjame sacar la paja de tu ojo, y he aquí la viga en el ojo tuyo? ¡Hipócrita! saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano. Mateo 7:1-5

Lo segundo que se debe hacer, si la ofenda es real, hablar con humildad con la persona en cuestión para hacerle saber que nos ha ofendido:

Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado. Gálatas 6.1

Alternativa: si no se desea hablar con la persona, Dios da la alternativa de pasar por alto la

ofensa, es decir, disculpar y perdonar la ofensa sin enterar al ofensor.

Así que, por cierto es ya una falta en vosotros que tengáis pleitos entre vosotros mismos. ¿Por qué no sufrís más bien el agravio? ¿Por qué no sufrís más bien el ser defraudados? 1ª Corintios 6:7

Lo tercero que aconseja la Biblia, cuando la falta cometida es un pecado, es que se busque al ofensor a solas y se reconvenga de pecado para que se aparte de él.

Por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele estando tú y él solos; si te oyere, has ganado a tu hermano. Más si no te oyere, toma aún contigo a uno o dos, para que en boca de dos o tres testigos conste toda palabra. Si no los oyere a ellos, dilo a la iglesia; y si no oyere a la iglesia, tenle por gentil y publicano. Mateo 18:15-17

Todas las citas fueron tomadas de la versión Reina-Valera

Para Reflexionar:
Siempre va a haber quien nos ofenda ¿Qué has hecho tú con las ofensas?
Tu actitud ante la ofensa ¿ha deteriorado o roto tu relación con las personas?
Ahora que ya sabes qué dice Dios que hagamos con las ofensas ¿estás dispuesto a hacer el intento de seguir Su consejo?