lunes, noviembre 01, 2010

Y Tú, ¿Eres Buena Tierra?

En una sociedad moderna y citadina, no es fácil entender el asunto de la siembra del campo. Los agricultores saben que dependiendo del tipo de tierra será la cosecha. Lo importante para el agricultor es que la tierra en la que va a sembrar sea una buena tierra, fértil.

La agricultura clasifica los tipos de suelo (tierra) de la siguiente manera:
• Suelos arenosos: No retienen el agua, tienen muy poca materia orgánica y no son aptos para la agricultura, ya que no tienen nutrientes.
• Suelos calizos: Tienen abundancia de sales calcáreas, son de color blanco, secos y áridos, y no son buenos para la agricultura.
Suelos humíferos (tierra negra): Tienen abundante materia orgánica en descomposición, de color oscuro, retienen bien el agua y son excelentes para el cultivo.
• Suelos arcillosos: Están formados por granos finos de color amarillento y retinen el agua formando charcos. Si se mezclan con humus pueden ser buenos para cultivar.
• Suelos pedregosos: Formados por rocas de todos los tamaños, no retienen el agua y no son buenos para el cultivo.
• Suelos mixtos: tiene características intermedias entre los suelos arenosos y los suelos arcillosos


Jesús enseñó una parábola sobre un sembrador, conocida con ese nombre. La mayoría de las personas cristianas la conocen y se encuentra en los evangelio paralelos en las siguientes citas: Mateo 13.1–23; Lucas 8.4–15 y Marcos 4:1:20.


Jesús explica el significado de esta parábola a sus discípulos cuando le preguntaron aparte lo que ella significaba. Cuando leemos esta parábola o la recordamos, la mayoría de nosotros nos enfocamos en su título: Parábola del Sembrador, cuando quizá deberíamos enfocarnos en la tierra en dónde se siembra la semilla. Leamos en Lucas la parábola para poder contestar la pregunta del título de este artículo.

Parábola del Sembrador
Y les enseñaba por parábolas muchas cosas, y les decía en su doctrina: Oíd: He aquí, el sembrador salió a sembrar; y al sembrar, aconteció que una parte cayó junto al camino, y vinieron las aves del cielo y la comieron. Otra parte cayó en pedregales, donde no tenía mucha tierra; y brotó pronto, porque no tenía profundidad de tierra. Pero salido el sol, se quemó; y porque no tenía raíz, se secó. Otra parte cayó entre espinos; y los espinos crecieron y la ahogaron, y no dio fruto. Pero otra parte cayó en buena tierra, y dio fruto, pues brotó y creció, y produjo a treinta, a sesenta, y a ciento por uno. Entonces les dijo: El que tiene oídos para oír, oiga. Lucas 4:2-9

Explicación de la parábola
El sembrador es el que siembra la palabra. Y éstos son los de junto al camino: en quienes se siembra la palabra, pero después que la oyen, en seguida viene Satanás, y quita la palabra que se sembró en sus corazones. Estos son asimismo los que fueron sembrados en pedregales: los que cuando han oído la palabra, al momento la reciben con gozo; pero no tienen raíz en sí, sino que son de corta duración, porque cuando viene la tribulación o la persecución por causa de la palabra, luego tropiezan. Estos son los que fueron sembrados entre espinos: los que oyen la palabra, pero los afanes de este siglo, y el engaño de las riquezas, y las codicias de otras cosas, entran y ahogan la palabra, y se hace infructuosa. Y éstos son los que fueron sembrados en buena tierra: los que oyen la palabra y la reciben, y dan fruto a treinta, a sesenta, y a ciento por uno. Lucas 4:14-20

Jesús explica que la semilla es la palabra de Dios, y su aplicación no es solamente a escuchar la palabra de salvación, sino toda palabra que viene de Dios. Cuando nuestro corazón es reconvenido por la Palabra, ¿qué tipo de tierra somos? Si ya somos salvos por gracia por medio de Jesucristo, todos deberíamos ser buena tierra, la que da fruto abundante, puesto que ya vive el Espíritu Santo dentro de nosotros, nos guía a toda verdad y nos capacita para vivir la vida cristiana plenamente sin importar las circunstancias.

¿Estamos siendo constantes en la lectura de la Palabra? Si no somos constantes en nuestra lectura de la Palabra no estaremos sembrando semillas en nuestra tierra. La Palabra de Dios es para todo ser humano, y principalmente para los que somos salvos, pues es la manera en que podemos conocer el pensamiento y los deseos de Dios, su forma de ser y lo que él espera de nosotros como sus hijos.
Si somos constantes en la lectura de la Palabra, ¿Qué tipo de tierra somos? ¿Tierra buena cuando nos conviene y pedregales cuando no nos conviene? Hermano y hermana, de nosotros depende que la Palabra de fruto al 30, 60 y 100 por uno. Nosotros somos la tierra y podemos ser cualquiera de estas cuatro clases: la buena, la que está junto al camino, la que tiene pedregales o aquella en la que hay espinos.

Ahora te pregunto nuevamente ¿qué tipo de tierra eres? Si no eres de la buena tierra, de la que da fruto, te invito a que limpies tu tierra, saca las piedras, corta los espinos para que puedas ver el fruto al 30, 60 y 100 por uno.

¡Seamos buena tierra! Dios desea que tú y que yo, que todo hijo suyo sea buena tierra cuando el nos habla a través de su Palabra. ¿Estás avanzando en el crecimiento en Cristo Jesùs? Es decir ¿te estás pareciendo cada día más a Él? Si no es así, es que tu tierra no es buena. ¡Barbecha tu campo!, ¡quema lo que estorbe el rastrojo, los espinos y los cardos!, ¡arroja de ella las piedras!, y verás el fruto abundante que Dios produce en tu interior.

Quizá te preguntes cuál es ese fruto, pues bien, ese fruto es: una mente sobria, una vida diaria que utiliza los recursos de Dios para resolver sus asuntos, como son la gracia, el perdón y la misericordia, cristianos que están vestidos de Cristo, que afrontan las situaciones difíciles de la vida con confianza en Dios, que resisten al pecado, que viven en victoria sobre la tentación, el mundo y el diablo; hijos de Dios que son congruentes en su hablar y en su actuar. Un fruto apacible de bondad y gracia hacia los demás y de amor hacia Dios. Ése es el fruto de la buena tierra.
Amado hermano o hermana, te invito a que hoy, junto conmigo, tomemos la decisión de ser buena tierra. Seamos ejemplo a otros y traigámoslos a los pies del Señor Jesucristo con nuestro buen ejemplo.

miércoles, octubre 06, 2010

La Existencia del Infierno y del Juicio Final

El tema de la existencia del infierno, un lugar al que desafortunadamente muchas personas pueden llegar, ha sido debatido o ignorado por quienes no creen en él. Hace algún tiempo escribí un artículo sobre el infierno que se titula “El Infierno No Existe ¿o sí?” En el último comentario a dicho artículo, un anónimo escribió: “El infierno existe para aquellos que creen en Dios”, y ¿saben qué? Tiene razón. La existencia del infierno no tendría sentido si no existiera Dios, porque Dios es el creador del infierno.

¡Sí, así como lo estás leyendo!: el infierno es un lugar que Dios ha diseñado para el diablo y sus demonios, para la Bestia y el Falso Profeta (Mateo 25:41; Apocalipsis 19:20 y 20:10).

Comenzaré por transcribir las palabras de Jesús cuando estuvo aquí en la tierra y se refirió al infierno, si bien Él usó otras palabras para nombrarlo:

Parábola del trigo y la cizaña

24Les refirió otra parábola, diciendo: El reino de los cielos es semejante a un hombre que sembró buena semilla en su campo; 25pero mientras dormían los hombres, vino su enemigo y sembró cizaña entre el trigo, y se fue. 26Y cuando salió la hierba y dio fruto, entonces apareció también la cizaña. 27Vinieron entonces los siervos del padre de familia y le dijeron: Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde, pues, tiene cizaña? 28El les dijo: Un enemigo ha hecho esto. Y los siervos le dijeron: ¿Quieres, pues, que vayamos y la arranquemos? 29El les dijo: No, no sea que al arrancar la cizaña, arranquéis también con ella el trigo. 30Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega; y al tiempo de la siega yo diré a los segadores: Recoged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla; pero recoged el trigo en mi granero.

Jesús explica la parábola de la cizaña

36Entonces, despedida la gente, entró Jesús en la casa; y acercándose a él sus discípulos, le dijeron: Explícanos la parábola de la cizaña del campo. 37Respondiendo él, les dijo: El que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre. 38El campo es el mundo; la buena semilla son los hijos del reino, y la cizaña son los hijos del malo. 39El enemigo que la sembró es el diablo; la siega es el fin del siglo; y los segadores son los ángeles. 40De manera que como se arranca la cizaña, y se quema en el fuego, así será en el fin de este siglo. 41Enviará el Hijo del Hombre a sus ángeles, y recogerán de su reino a todos los que sirven de tropiezo, y a los que hacen iniquidad, 42y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes. 43Entonces los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre. El que tiene oídos para oír, oiga.


¡No se puede ser más claro al describir algo! El infierno existe tanto como existe el cielo, y Satanás existe tanto como existe Dios. Y aunque muchos lo duden, habrá un día del juicio y Dios sentenciará y enviará al horno de fuego (al infierno) todos aquellos que no lavaron sus pecados por la Sangre del Cordero.

No es mi intención asustar a nadie con lo acabo de escribir, tampoco es mi intención ser fatalista, mi intención es que tú seas de los justos que resplandecerán como el sol en el reino de Dios.

¿Has pecado alguna vez? ¿Tan solo una? Bueno, gracias a Dios por Jesucristo que con la sangre que derramó en la cruz del calvario puede quitar la sentencia de ir al infierno por ese pecado. Pero… ¿si solo es uno?, ¿y además pequeñito? Para Dios cualquier tipo de pecado, grande o pequeño, aunque sea uno solo en toda la vida, condena por la eternidad. Pero tengo buenas noticias para ti que has pecado. Dios te da el regalo de la vida eterna. ¿Cuáles son los requisitos? Reconocer que has pecado, saber que el pecado te separa de Dios, aceptar que el castigo o la penitencia por el pecado es la muerte, creer que Jesús el Hijo de Dios murió en tu lugar hace dos mil años, que sobre él recayó tu sentencia, para que hoy, puedas arrepentirte, pedirle a Dios perdón y recibir a Jesús como tu único Señor y Salvador.

¿Estás listo? Lee lo siguiente en actitud de oración:
Dios hoy reconozco que soy pecador y he sabido que el pecado me separa de ti, me arrepiento, no deseo pecar más. Te pido me perdones y te agradezco la sangre de Cristo derramada en la cruz que pagó por mis pecados. Te recibo Señor Jesús como mi único Señor y Salvador. Amén.

sábado, septiembre 18, 2010

Las Circunstancias Adversas

La vida de los hombres está llena de circunstancias las cuales no todas son favorables, deseables o buenas. Todas las personas, sin excepción alguna, enfrentan a lo largo de su vida situaciones adversas que muchas veces no saben cómo enfrentar. Los cristianos, los que son salvos por gracia por medio de la fe, que creen firmemente que la Biblia es la única que tiene autoridad en cuestiones de fe y moral para su vida, (vale la aclaración porque muchas personas se consideran cristianas por creer en Jesucristo pero sin aceptar a la Biblia en estos términos), no escapan de estas situaciones que trae consigo la vida.

Algunos de ellos saben cómo enfrentar dichas adversidades, pero otros no. Quizá hayan podido algunos superar algunas de ellas, pero la finalidad de este artículo, es mostrar cómo Dios desea que enfrentemos las circunstancias adversas mientras vivimos en este mundo.

En tanto que el hijo de Dios no peque deliberadamente y se meta por ello en problemas acarreando circunstancias adversas, se recomienda seguir estos pasos cuando situaciones no deseadas toquen a la puerta:

Paso 1. Reconozca que Dios está en control de su vida y sus circunstancias.

Como ejemplo se citan dos circunstancias adversas que sufrieron algunos personajes de la Biblia:

a) La muerte de Lázaro Juan 11.1-4
Estaba entonces enfermo uno llamado Lázaro, de Betania, la aldea de María y de Marta su hermana. (María, cuyo hermano Lázaro estaba enfermo, fue la que ungió al Señor con perfume, y le enjugó los pies con sus cabellos.) Enviaron, pues, las hermanas para decir a Jesús: Señor, he aquí el que amas está enfermo. Oyéndolo Jesús, dijo: Esta enfermedad no es para muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella.

La muerte de Lázaro era una muerte prematura, y ni Marta ni María deseaban que muriera, era algo que ninguno de los tres esperaba. ¿Estaba Dios trayendo ese mal a sus vidas? El versículo 4 nos indica que sí. Todo lo que nos pasa en la vida, pasa sin duda alguna primero por la mente y voluntad de Dios, por más difícil e incomprensible que parezca.

b) La enfermedad de Pablo 2ª Corintios 12:7-9
Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera; respecto a lo cual tres veces he rogado al Señor, que lo quite de mí. Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo.

Este es un buen ejemplo de cuando Dios no contesta nuestras oraciones de la manera que esperamos. Pablo estaba enfermo, deseaba ser sanado. Dios le contesta: “bástate mi gracia.” En otras palabras “No voy a sanarte”. Así que, si Dios no ha contestado como tú quieres, debes de todos modos aceptar que “eso que quieres cambiar” está en las manos de Dios, y pide a Dios en oración que puedas decir como Pablo: “me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo”.

Paso 2. Acepte la situación cualquiera que esta sea.

Una vez que usted ha reconocido que Dios está en control de su vida y de sus circunstancias, debe aceptar cualquier situación difícil por la que esté pasando. Este paso de la aceptación es muy importante, porque podrá reconocer que Dios está en control de todo y sin embargo seguir diciendo: no tiene por qué sucederme esto a mí. Aceptar las circunstancias no es fácil, pero es un proceso que comienza en el pensamiento: “todo lo que me está sucediendo es porque Dios lo ha permitido. Acepto la situación aunque no la comprendo.” Todo lo que usted está pasando, servirá al final de cuentas para su beneficio personal espiritual. 1ª Pedro 1:5-7

que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero. En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo

Como podemos ver en esta cita, así como en Santiago 1:2-3 (vea la cita en su Biblia), las circunstancias adversas prueban nuestro carácter cristiano y sin importar lo difícil que sea, debemos mantenernos dando la gloria y la honra a Dios cuando venga Jesucristo.

Paso 3. Aumente su intimidad con el Padre.

Los momentos de angustia, dolor o incomprensión de la situación por la que está usted pasando, es el mejor detonador para aumentar su intimidad con el Padre. Pasar más tiempo con Dios, requiere esfuerzo personal, decidir dedicar un tiempo a leer la Biblia y a orar, aún dentro del sufrimiento por la pérdida de un ser querido, o cualquier otra situación adversa necesita de un esfuerzo adicional por parte de usted. Si está demasiado agotado física y emocionalmente, busque un hermano en Cristo de confianza que pueda pasar momentos de oración con usted. Esto lo fortalecerá hasta que pueda hacerlo por sí mismo.

Marcos 14:32-35
Vinieron, pues, a un lugar que se llama Getsemaní, y dijo a sus discípulos: Sentaos aquí, entre tanto que yo oro. Y tomó consigo a Pedro, a Jacobo y a Juan, y comenzó a entristecerse y a angustiarse. Y les dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí y velad. Yéndose un poco adelante, se postró en tierra, y oró que si fuese posible, pasase de él aquella hora.

2 Samuel 22:3-8
Me rodearon ondas de muerte,
Y torrentes de perversidad me atemorizaron.

Ligaduras del Seol me rodearon;
Tendieron sobre mí lazos de muerte.
En mi angustia invoqué a Jehová,
Y clamé a mi Dios;
El oyó mi voz desde su templo,
Y mi clamor llegó a sus oídos.

La presencia de Dios y la comunión con Él, cambiará la perspectiva de las circunstancias y lo fortalecerá en los momentos más difíciles.

Querido lector, como hemos visto, Dios es nuestra fuente de socorro en el día de la angustia, el que nos fortalece, sostiene, ayuda y contesta nuestras oraciones según sus propósitos, no los nuestros. Si aprendemos a seguir estos pasos cada vez que estemos en una situación en la cual no deseamos y a la cual no entramos por gusto propio, tendremos paz en nuestro interior, aunque no se vaya la tristeza y la angustia. La interrogante ¿por qué me pasa esto a mí?, desaparecerá, porque ahora sabemos que Dios está en control de todo lo que pasa a nuestro alrededor. Podemos decir como Pablo (Romanos 8:12)

Dios hace concurrir todas las cosas para el bien de los que le aman, de los que según sus designios son llamados. Biblia de Jerusalén.

miércoles, septiembre 08, 2010

¿Qué Debo Hacer si me Ofenden?

Las ofensas son parte de la vida diaria. Todos los seres humanos ofenden a los demás, a veces involuntariamente y otras veces con toda la intención. Las ofensas son también de diferentes magnitudes. No es lo mismo ofender a una persona por llamarla con un nombre despectivo que golpearla o insultarla con palabras que no puedo escribir.

Si es cierto que todos van a ser ofendidos, yo como hijo de Dios, ¿cómo debo responder ante la ofensa? Aunque parezca increíble, Dios en su Palabra nos dice claramente cómo debemos hacerlo. La cita bíblica más conocida es en la que Jesús dice:

Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Lucas 6:37

Pero profundicemos un poco más en este asunto. Todo el que es ofendido también ha sido ofensor. Una verdad que la Biblia plantea en la siguiente aseveración:

“Porque todos ofendemos muchas veces. Si alguno no ofende en palabra, éste es varón perfecto, capaz también de refrenar todo el cuerpo” Santiago 3:2

Así que debe darse cuenta el que ha sido ofendido que él también ha sido ofensor en otras ocasiones. Es más fácil seguir los siguientes consejos si usted considera que ha estado en el lugar del ofensor.

Primer consejo: Dé una respuesta suave a la ofensa.

Cuando las agresiones son verbales, la respuesta correcta de un hijo de Dios es suave, sin gritos. Si usted responde a una agresión con otra agresión, o a una ofensa con otra ofensa, solo se empeora la situación, la ofensa puede llegar a medidas nunca esperadas. A tal punto tan grave, como la muerte.

Hace años vivía yo en otra ciudad, y había dos vecinos que siempre estaban en pugna por el lugar para estacionar sus vehículos. Uno de ellos tenía un camión. Día tras día discutían y las discusiones subían de tono. Un mal día, discutieron, pero uno de ellos tomó su pistola y disparó contra el otro. Una vida perdida y otra arruinada por completo. Y todo por una ofensa que no se supo manejar.

La biblia nos dice:

La blanda respuesta quita la ira; mas la palabra áspera hace subir el furor. Proverbios 15:1

Cuando usted esté siendo ofendido, recuerde esta cita y la historia anterior, eso le ayudará a contestar con amabilidad.


Segundo consejo: cuando está siendo abusado en cualquier forma, o golpeado, o algo por el estilo, busque ayuda

En ocasiones las ofensas son más graves que solo palabras, quizá alguien ha abusado de usted sexual o psicológicamente, lo han golpeado o cualquier otra ofensa como éstas. Generalmente cuando se presentan estas circunstancias, la persona ofendida no sabe qué hacer. Es importante enfatizar que usted debe buscar ayuda: una persona de su confianza a quien pueda platicar lo que sucede y la oriente en qué medidas tomar para salir de esa situación de abuso. No será fácil decir esto a alguien más, pero es indispensable, es el único modo en que usted podrá librarse de la situación.

Tercer consejo: perdone al ofensor.

A pesar de que la ofensa haya sido solo un pequeño insulto o se haya salido de proporción la situación, a veces no queremos perdonar y guardamos rencor. Es necesario perdonar cualquier ofensa, sea pequeña o grave.

Si se trata de una ofensa de abuso, ya dijimos que es necesario buscar ayuda para salir de la situación, pero cuando haya usted salido de allí, es necesario que perdone al ofensor. Perdonar no es un sentimiento que vaya a venir a su corazón como por magia, esto solamente el poder del Espíritu Santo dentro de usted puede hacer que desee perdonar y que después pueda hacerlo. El perdón comienza con una decisión en la mente. Usted decide perdonar a esa persona porque sabe que así su corazón quedará libre de amargura, resentimiento, odio y demás sentimientos que lo pueden llevar a vivir infeliz el resto de su vida y hacer infelices a los que lo rodean.

¿Cómo es posible perdonar una ofensa tan grande como éstas? Sólo puede conseguirlo cuando usted ha experimentado el perdón de Dios. ¿Es usted salvo? Si no entiende la pregunta es porque no ha experimentado el perdón de Dios. Dios envió a su Hijo Jesucristo a morir en una cruz para que usted pudiera ser perdonado por Él de todos sus pecados. Las personas que hemos experimentado ese perdón, hemos recibido al Espíritu Santo en nuestra vida que nos da el poder de perdonar a los demás y Dios ha derramado en nosotros Su amor que es el único incondicional. Si usted tiene una relación estrecha con Dios por medio de su Hijo porque lo ha hecho su Señor y Salvador personal, tiene el recurso del perdón, el amor de Dios y el poder del Espíritu Santo. Es por eso que Jesús pudo decir:

Y cuando estéis orando, perdonad, si tenéis algo contra alguno, para que también vuestro Padre que está en los cielos os perdone a vosotros vuestras ofensas. Marcos 11.25


Conclusión.
Seamos de aquellos que no ofenden, pasan por alto la ofensa, evitan las contiendas, las discusiones y los pleitos, responden suavemente ante las ofensas y perdonan cuando los ofenden.

martes, mayo 18, 2010

Dios es sólo uno.


Aunque todos sabemos que solo hay un Dios verdadero, encontramos en el sinnúmero de voces de las religiones diferentes dioses. ¿Por qué diferentes dioses? Pues porque el hombre se ha formado diversas ideas sobre quién es Dios, cómo es su carácter y su personalidad.

Cada persona tiene su propio concepto de Dios, si bien con algunas características semejantes, con diferencias basadas en la personalidad. Algunas personas piensan que Dios no castiga el pecado porque Dios es amor; otras ven a Dios como lo opuesto, un ser que castiga sin clemencia a quien se rebela contra Él o peca. Otras personas, sin darse cuenta, tienen en su pensamiento más de un Dios y al mismo tiempo afirman que sólo existe uno. Cuando le damos a otro ser humano o celestial los mismos atributos que le damos a Dios lo estamos haciendo igual a Dios.

Para aclarar a quién nos referimos al hablar de Dios, vayamos a la definición que está en el libro “Teología Bíblica y Sistemática”

“El nombre de Dios se lo damos a ése ser eterno, perfecto, infinito e incomprensible, creador de todas las cosas, que conserva y gobierna todo con su omnipotencia y sabiduría, y es el único objeto digno de adoración”. (1)

En este artículo hablaremos del Dios que describe la Biblia y tú analizarás si es éste el Dios en el que crees o te has formado una idea diferente de Dios.


La Biblia nos menciona que sólo hay un Dios, cuyo nombre es Yavé quién tiene características únicas, es decir, que solo le pertenecen a Él. Leamos:

Isaías 45:21-22
“O si no hablen, presenten sus pruebas; si es necesario, consúltense unos a otros: ¿Quién había anunciado estas cosas y las había publicado desde hace tiempo? ¿No he sido yo, Yavé? No hay otro Dios fuera de mí. Dios justo y Salvador no hay fuera de mí. Vuélvanse a mí para que se salven, desde cualquier parte del mundo, pues ¡yo soy Dios y no tengo otro igual!”

Éxodo 15:11
“¿Quién como Tú, Yavé, entre los dioses? ¿Quién como Tú, glorioso y santo, terrible en tus hazañas, autor de maravillas?

Isaías 44:6-8
Así habla el rey de Israel y su redentor, Yavé de los Ejércitos: "Yo soy el primero y el último; no hay otro Dios fuera de mí. ¿Quién es igual a mí? Que se pare y lo diga, que me cuente y me demuestre que anunció lo que debía pasar y nos dijo con anticipación las cosas futuras. No se asusten ni tengan miedo: ¿no es cierto que se lo había anunciado desde hace tiempo? Ustedes ahora son mis testigos: ¿hay acaso otro Dios fuera de mí? ¡No! no existe otra Roca que yo sepa.

De acuerdo con estas escrituras no hay otro ser sobre la faz de la tierra o en el cielo que pueda tener los atributos que Dios (Yavé) tiene o que haga las mismas hazañas o prodigios que Yavé.

Concluyendo lo que nos enseña la Biblia, Dios tiene un nombre y ése es Yavé, él es justo y Salvador, glorioso y santo, hacedor de maravillas, fuera de Él no hay otro Dios, no hay nadie igual a Él.

El desconocimiento de las Escrituras es lo que lleva a las personas, “sin quererlo,” o sin estar conscientes de ello, a atribuirle a seres humanos que han vivido en esta tierra o que viven en ella cualidades que solo le pertenecen a Dios. Es así como en la vasta humanidad, cada ser humano se ha formado su propio dios y con esto hoy en día tenemos muchos dioses.

Querido lector, si tú te consideras cristiano tu fe debe estar fundamentada en la Biblia y es ella quién te debe decir quién y cómo es Dios, no las ideas que has recibido a diestra y siniestra. ¿Tú crees que Dios es uno? Estás en lo cierto. Ahora vamos a reflexionar sobre lo siguiente:

¿La idea que tú tienes de Dios concuerda con estas escrituras?

Cierra tus ojos y piensa por un momento: cuando tienes una necesidad muy grande ¿A quién le pides ayuda? ¿Te has dirigido a otra persona que no sea Dios? Si lo has hecho ¿te has dado cuenta que es hacer a otro ser igual que a Dios?

(1) Myer Pearlman, Teología Bíblica y Sistemática, Editorial Vida 1992

lunes, mayo 03, 2010

¿Qué Es Vivir en Integridad?


Todos hemos oído hablar de la integridad, pero pocas veces, muy pocas veces podemos decir: fulanito es un hombre íntegro ó fulanita es una mujer íntegra. Aún dentro del pueblo de Dios, en aquellos que hemos sido lavados por la sangre del Cordero, falta esta cualidad con frecuencia.

Estamos acostumbrados a ver que la gente del mundo se comporta sin integridad en los asuntos de la vida, por ejemplo: hay quienes alteran las notas de sus viáticos o quienes piden notas aunque no hayan hecho el consumo. De hecho muchos de ellos gastan menos de lo que les dan para la comida y consiguen notas con mayor cantidad de la autorizada para que les sobre dinero, que al fin y al cabo, ellos piensan “el salario que me pagan es muy poco, me deberían pagar más”. Otros piden notas de otras personas para pagar menos impuestos, pues piensan “al fin y al cabo el gobierno siempre está abusando de nosotros, y no usa el dinero en forma conveniente ni honrada”.

En los jóvenes y adolescentes es común que digan pequeñas mentiras. Ejemplo: se ponen de acuerdo para decirle a la mamá de Alfreda que van a estar en la casa de Pánfilo dónde sí les dan permiso de estar y se van a casa de Rigoberto, a la cual tienen prohibido ir. ¡Qué falta de integridad tan grave! ¿Qué es lo más triste de todo esto? Que estas actitudes no se limitan a personas que no conocen a Dios, sino que sucede en los que conocen a Dios, en los que lo alaban y cantan y predican de Él.

La integridad es una cualidad que debe poseer todo el que se dice cristiano. Pero ¿qué es la integridad? Vayamos a la Escritura

Salmo 26:1-5
1 Júzgame, oh Jehová, porque yo en mi integridad he andado;
He confiado asimismo en Jehová sin titubear.
2 Escudríñame, oh Jehová, y pruébame;
Examina mis íntimos pensamientos y mi corazón.
3 Porque tu misericordia está delante de mis ojos,
Y ando en tu verdad.
4 No me he sentado con hombres hipócritas,
Ni entré con los que andan simuladamente.
5 Aborrecí la reunión de los malignos,
Y con los impíos nunca me senté.

La integridad es que vivamos en Su Verdad, no seamos hipócritas ni taimados, que aborrezcamos estar con los que hacen mal y que no participemos en lo que hacen los impíos.

La claridad con la que esta Escritura nos muestra lo que es vivir en integridad es asombrosa. Todo lo que menciona el rey David nos queda como anillo al dedo en esta época, en que se vive haciendo el mal unos a otros, defraudando, participando en lo que hacen los que no conocen a Dios (como ejemplo dando mordidas aquí y allá). En fin, lo que a diario pasa en esta sociedad que está sin conocimiento de Dios; sin examinarse cada uno a sí mismo, tanto en los pensamientos como en el corazón.


La confianza de David es enorme porque sabe que actúa rectamente recordando la misericordia de Dios y confiando en Él

Para reflexionar:
¿Estás viviendo al nivel espiritual que Dios nos pide en cuanto a ser una persona íntegra?
¿Estás continuamente examinando tu proceder delante de Dios y confrontándolo con Su estándar?
Si no lo estás haciendo ¿no crees que es un buen día para empezar?

sábado, abril 03, 2010

¿Cómo enseño a mis hijos a vestirse de manera diferente?


Enseñar es un arte que se aprende, y tenemos la vida misma para aprender cómo enseñar a nuestros hijos, los tesoros más grandes que Dios ha depositado en nuestras manos.

Este artículo contesta la pregunta ¿cómo ha logrado que su joven hija siga estos consejos?

Mi experiencia personal sobre el asunto:

Tuve la bendición de conocer al Señor Jesucristo antes de casarme y tener hijos y fui enseñada por mi madre espiritual a vivir una vida en santidad, incluyendo la forma de hablar y de vestirme. Esto hace una diferencia enorme en los hijos que crecen sin el conocimiento de Dios. Me casé con un hombre que también conocía a Dios.

En la práctica me he vestido (desde que tuve llamadas de atención y enseñanza) de manera diferente a como lo hacía sin conocer a Cristo, he procurado no ponerme ropa transparente, escotada, arriba de la rodilla y que al mismo tiempo se vea bonita, jovial y en lo posible con la moda. Con esto he sido un ejemplo no solo para mi hija, sino también para mi hijo.

A mis dos hijos pequeños les leía la Biblia, cantaba y oraba con ellos; les enseñé a orar y a saber que la Biblia es la única verdad absoluta que tiene el plan de Dios para todos aquellos que lo buscan y que reciban al Señor Jesucristo como su Salvador personal. Por temporadas he dedicado un día a la semana a darles una clase de Biblia formal, con diferentes temas según su edad. Hemos sido fieles asistentes a la iglesia los domingos y si hay reunión entre semana, hemos participado en células en hogares; esto es una forma de vida en mi familia.

Algo sumamente importante: tanto mi esposo como yo, hemos estado de acuerdo en la forma en que educamos y corregimos a nuestros hijos.

Llevé a mis hijos a los pies de Cristo desde niños y en la iglesia a la que asistía cuando ellos eran pequeños, bautizaban a los niños que hubieran recibido a Jesús como su Señor y Salvador, así que, mi hija se bautizó a los 9 años y mi hijo a los 7 años. Todos estos antecedentes son una base firme para poder cimentar en ellos el amor a Dios, a Su Palabra y al deseo de obediencia a Él dejando al mundo en un lugar inferior a la voluntad de Dios. Es Dios mismo a través de una relación personal con ellos quien produce convicciones firmes en su mente y en su corazón.

Hablando específicamente de la ropa, nunca vestí a mi hija, ni aún en la playa, con vestidos sin espalda, demasiado escotados por delante o por detrás, con blusas o vestidos de tirantes, jamás usó un bikini, ni de bebé; no le puse shorts muy cortos, siempre a medio muslo (algunas veces los cosía yo misma), porque estoy convencida de que si lo hubiera hecho, ¿cómo le hubiera dicho después, cuando tuviera 15 años que ya no se vista así, si toda su vida ésa ha sido su costumbre? Ella pensaría ¿qué tiene de malo si así he vestido siempre? ¿Qué te pasa ahora? Sería tan incongruente como si yo me vistiera escotada o transparente y le pidiera a ella que no lo haga.

Bueno, esa ha sido mi experiencia, pero
¿qué hacer cuando no se han tenido todas esas bases en la educación de los hijos? ¿Hay esperanza? ¡Por supuesto que sí hay esperanza!

Pongo aquí a continuación lo que yo recomendaría para enseñar a tus hijos a vestirse en forma correcta ante los ojos de Dios.

1) Llevarlos a Jesús para que lo reciban como Señor y Salvador.
Si tú no has hecho una oración de salvación con tus hijos, te invito a que lo hagas. Es muy fácil con los niños, sólo indícales cuando lo que hacen es pecado, diles que eso no le agrada a Dios y los separa de Él. De manera personal con cada uno, pregúntale si desea acercarse a Dios y ser su hijo. Si te dicen que sí, haz una oración de arrepentimiento, confesión y fe en Jesús como su único y suficiente Salvador. Si tu hij@ ya es un adolescente, preséntale el plan de salvación más ampliamente. Es imposible pedirle peras al olmo. Así que, si tu hij@ es un joven o jovencita, no se vestirán de acuerdo con los estándares de Dios si no lo han hecho Señor de sus vidas.

2) Enséñales la Palabra.
Tu opinión y la mía no son importantes y tienen la misma fuerza que la de cualquier otra persona, sea el diseñador de moda, el cantante de moda o cualquier otra persona del mundo. Por lo tanto, debes enseñarles lo que dice la Palabra de Dios, que es la única verdad y nos enseña lo que Dios opina sobre los asuntos de los hombres. Dios es Dios, una autoridad absoluta en cuestiones de fe, doctrina y estándares para nuestra vida. Ya no es lo que tú opinas al respecto sino lo que Dios dice. De acuerdo a la edad de tus hijos muéstrales versículos que les enseñen lo que deben hacer. Dios ordena a los padres en Deuteronomio 4:6-9 que guardemos su palabra en nuestro corazón y que la enseñemos a nuestros hijos en todo momento (véase la cita completa). Algunos versículos que te ayudarán a enseñar a tus hijos cómo vestirse sin seguir la corriente de sus amigos, las modas y el mundo son: 1ª Pedro 1.16, Juan 14:15, 22, 1ª Juan 2.15-17, Proverbios 4.20-27, Efesios 6.1-4, Eclesiastés 11.9-10

3) Instrúyelos conforme a la Palabra.
Proverbios 22:6
dice: “Instruye al niño en su camino, aún cuando fuere viejo no se apartará de
Él”.
Una cosa es enseñar y otra instruir, ambas van de la mano. Tú enseñas que la Biblia dice: “Asimismo que las mujeres se atavíen de ropa decorosa, con pudor y modestia”, sin embargo si tu hij@ no sabe el significado de las palabras pudor y modestia, no entenderá. Hay que enseñarle también estos significados. Pero el trabajo no termina allí, apenas comienza. Una vez que ha entendido cabalmente lo que esto significa, ahora hay que decirle cómo; eso lo haces mediante la instrucción. Cuando compras un aparato electrónico, viene un instructivo, en el cual te explica con detalle cada parte del equipo, para qué sirve y cómo se usa. Eso mismo hay que hacer con nuestros hijos, instruirlos en la Palabra. Entonces, ya que les enseñaste, ahora les instruyes diciéndoles por ejemplo: vestir con pudor significa que no uses blusas transparentes y escotadas, ni por delante ni por detrás, que no enseñes tus senos, tu estómago, etc. Si son varones, les puedes instruir diciéndoles: vestir con el estándar de Dios significa no enseñar la ropa interior (que es tan común en este tiempo), mantener el cinturón en la cintura y no en la cadera o debajo de los glúteos, o con pantalones rotos por todos lados mostrando las piernas o más que eso. Cuando son pequeños tú escoges la ropa que les vas a poner, así que dependen en todo momento de ti. Cuando son adolescentes y por alguna razón no se les ha dado instrucción de acuerdo a la Palabra, aún tienes el poder de ayudarlos a escoger qué ponerse (quizá con un poco de presión), porque tú les compras la ropa, y puedes decirle esto no te lo compro y no te permito que lo uses. Parece difícil hacerlo ¿verdad? Recordemos que Dios le reclamó a Elí por no estorbar a sus hijos cuando pecaban. (1º Samuel 3:13. Véase 1º Samuel 2:12-16; 22-25)

4) Ora con ellos y por ellos.
Cuando ores con ellos, siempre habla palabras de bendición, no se te ocurra decir: “Señor por favor te pido que entienda cómo debe vestirse,” en cambio di algo como. "Señor te doy gracias porque mi hij@ es un hombre (mujer) de Dios, que te conoce y desea agradarte en todo momento, te pido que prosperes su escuela, rodéalos de amigos y personas que te conozcan y seas la prioridad número uno para ellos, llena a _________ de bendiciones del cielo y de la tierra, __________ es el regalo más valioso que me has dado," etc. ¿Cómo puedo orar así cuando veo algo tan diferente en ellos? 1) En fe, creyendo que Dios contesta tus oraciones y pronto verás la conversión de tus hijos a Dios haciéndolo Señor de sus vidas y siendo testimonio a sus amigos. 2) Siendo ejemplo para ellos, porque si algo odian los adolescentes y los jóvenes es la incongruencia. Cuando ya estés a solas y ores por ellos, desborda todo tu corazón y toda tu ansiedad en Dios, pídele que te guíe en qué pedir para cada uno de ellos en particular, Dios escuchará tus oraciones. Ten presente siempre el versículo de Gálatas 6.9 “No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, sino desmayamos.”

5) Bendícelos en todo momento.
Puedes usar como ejemplo la bendición aarónica, Números 6:24-26
“Jehová te bendiga, y te guarde; Jehová haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia; Jehová alce sobre ti su rostro, y ponga en ti paz.” Bendecir es decir el bien que deseas para una persona, todo aquello que deseas para tus hijos díselo. Ejemplo: “Fernanda que saques un diez en tu examen hoy.” “Fernanda ¿sabías que vas a ser una madre excelente? Dios te está preparando.” A mi hijo le digo cuando va de salida: “Rodrigo que te vaya bien en la clase de matemáticas.” “Rodrigo, tú eres un varón valiente y esforzado delante de Dios, eres muy inteligente y vas a ser una influencia grande en la vida de tus amigos.” Esos son algunos ejemplos. Tú piensa en las bendiciones que tienes para cada uno de tus hijos de manera personal.

6) Usa los momentos cotidianos para enseñar e instruir.
Para terminar, tanto la enseñanza como la instrucción deben darse diariamente con las cosas cotidianas de la vida. Un ejemplo es: cada vez que veía a alguien vestida de manera inapropiada, desde que mi niña era pequeña, más o menos a los 4 años, le decía: "mira qué mal se ve esa señorita, esa forma de vestir a Dios no le agrada." Aprovecha cada situación para enseñarlos e instruirlos en la Palabra, que es la que produce convicción y fruto. Pronto verás los resultados.

miércoles, marzo 24, 2010

¿Cómo visten las hijas de Dios?

Las mujeres en cada época visten de manera diferente siguiendo normalmente lo que dicta la moda y está en sus posibilidades económicas adquirir. Para cada temporada hay una nueva moda, un nuevo estilo y por supuesto nuevos colores y diseños. Pero, las mujeres que conocen a Dios, que viven para Él y por Él ¿cómo deben vestirse? ¿Hay alguna indicación en la Biblia que dé una guía sobre este asunto? Veamos…

1ª Timoteo 2:8-10.
"Quiero, pues, que los hombres oren en todo lugar, levantando manos santas, sin ira ni contienda. Asimismo que las mujeres se atavíen de ropa decorosa, con pudor y modestia; no con peinado ostentoso, ni oro, ni perlas, ni vestidos costosos, sino con buenas obras, como corresponde a mujeres que profesan piedad."

Analicemos la primera parte de este versículo en dónde Dios indica cómo deben vestir las mujeres que le conocen: “las mujeres se atavíen de ropa decorosa, con pudor y modestia” Vayamos al diccionario para saber lo que significan estas palabras:

Decoro.
1. Honor, respeto, reverencia que se debe a una persona por su nacimiento o dignidad.
2. Circunspección, gravedad.
3. Pureza, honestidad, recato.
4. Honra, pundonor, estimación.

Entonces la ropa que usen las mujeres que conocen a Dios, no importando su edad, debe ser una vestimenta que muestre pureza, recato, honra, estimación, honor, respeto.

La moda por el contrario busca mostrar el cuerpo de las mujeres de manera codiciable a los ojos de los hombres y exaltarlo.

Pudor.
1. Honestidad, modestia, recato.

Modestia.
1. Virtud que modera, templa y regla las acciones externas, conteniendo al hombre en los límites de su estado, según lo conveniente a él.
2. Cualidad de humilde, falta de engreimiento o de vanidad.
3. Pobreza, escasez de medios, recursos, bienes, etc.

Vestir con modestia entonces implica que se vista sin vanidad y moderando el uso de la ropa de manera que sea conveniente para la persona, en este caso lo conveniente para una hija de Dios.

Recato.
1. Cautela, reserva.
2. Honestidad, modestia.

Por último, el recato nos dice que vistamos con cautela, con reserva. Y si se habla del vestir ¿qué cautela o qué reserva debemos tener? La cautela o la reserva de no mostrar nuestro cuerpo de manera apetecible para los hombres, no provocar lujuria conducente a faltas de respeto, no enseñar lo que está reservado únicamente para el matrimonio.

Regresando al versículo de 1ª Timoteo 2:8-10.
"Asimismo que las mujeres se atavíen de ropa decorosa, con pudor y modestia"

Sabiendo ahora con certeza lo que significan estas palabras, podemos sugerir en base a ellas los siguientes lineamientos para la vestimenta de las hijas de Dios:

Ø El escote no debería permitir ver el nacimiento del busto.
Ø Las blusas no deberían ser transparentes, o si lo son, usar un top o camiseta debajo para que no se muestre el brassiere.
Ø No sería conveniente usar blusas o vestidos de tirantes, o strapples, o con escotes en la espalda, o sin espalda, o con un solo hombro.
Ø No sería conveniente usar vestidos o faldas arriba de la rodilla.
Ø No sería conveniente usar pantalones con blusas que enseñen el estómago o el ombligo.
Ø No sería conveniente usar nada transparente.
Ø No sería conveniente usar mallas con blusón o ropa entallada que resalte la figura.


Es importante aclarar que las anteriores no deben verse como reglas autoritarias de una autoridad religiosa, sino como sugerencias derivadas de lo que dice la Palabra y que deben ser adoptadas voluntariamente por quienes deseen sujetar su conducta a los lineamientos de Dios, dejando de lado las modas de los hombres. Tampoco implica el uso de vestimentas como vestidos largos y amplios de cuello a tobillo. Se puede estar a la moda y ser elegante, distinguida, o juvenil, con muchas combinaciones de telas, colores, modelos y diseños, sin necesidad de proyectar sensualidad.

Como la moda cambia, para poder decidir qué comprar y qué ponerse convendría contestar las siguientes preguntas:
o ¿Esta ropa está mostrando mi cuerpo de manera sensual?
o ¿Esta ropa es seductora?
o ¿Me pueden faltar al respeto en la calle por usar esto?
o ¿Se ve mi ropa interior o partes de mi cuerpo que deben estar cubiertas?
o ¿Refleja esta ropa mi compromiso con Dios de mostrar su gloria?
o ¿Me estoy vistiendo con decoro, pudor y modestia?
o Si Jesús estuviera frente a mi ¿iría vestida con esto?

martes, febrero 09, 2010

El Mensaje de Jesús (El Cristo)

Probablemente no haya en el mundo un nombre tan conocido como el de Jesús. Una gran cantidad de seres humanos han escuchado hablar de Jesús, el Hijo de Dios. El impacto que causó su venida a la tierra fue tan grande, que la historia divide los tiempos en Antes de Cristo y Después de Cristo. Pero, si bien, la mayoría conoce su historia, solo algunos pocos conocen Su Mensaje.

Cuando Jesús estuvo en esta tierra dio un mensaje claro y comprensible que la mayoría de la gente de su época, de su misma raza y nación, no recibió. Hoy, después de dos siglos, el mensaje de Jesús no parece ser popular en la sociedad. Nos dicen por todos los medios que Jesús nos ama, vela por nosotros, está a nuestro favor, que debemos confiar en Él, que lo sigamos y que todo saldrá bien, no importa por lo que estemos pasando. Pero muchas veces no nos comparten Su Mensaje.

La razón de este artículo es mostrar (con la Palabra, ¡claro!) el mensaje que dio y sigue dando Jesús a todos los que deseen oírlo. ¡Es cierto!, Jesús te ama, me ama y ama al mundo. Pero Su Mensaje no es de su amor hacia nosotros, sino de lo que Él espera de nosotros. ¡Qué diferente! ¿O no?

Jesús vino a la tierra porque nos ama. Y por la misma razón nos dice lo siguiente:

Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado. Mateo 4:17

Después que Juan fue encarcelado, Jesús vino a Galilea predicando el evangelio del reino de Dios, diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio. Marcos 1:14-15

Hasta el día de hoy, Jesús no ha cambiado su mensaje para ti ni para mí. Es el mismo. Él nos dice: ARREPIÉNTE.

Bueno, el arrepentimiento no está de moda, no es popular, ni tampoco conveniente. Además, La mayoría de las personas piensan: “¿de qué he de arrepentirme? Yo no le hago mal a nadie ni me meto con nadie. No robo, no mato, no...”

La Biblia dice que Jesús vino con un motivo a la tierra, y ese motivo es el siguiente:

El Dios de nuestros padres levantó a Jesús, a quien vosotros matasteis colgándole en un madero. A éste, Dios ha exaltado con su diestra por Príncipe y Salvador, para dar a Israel arrepentimiento y perdón de pecados. Hechos 5:30-31

El Mensaje de Jesús es que el ser humano se arrepienta, porque ése fue el objetivo de venir a la tierra, dar arrepentimiento y perdón de pecados a todos los hombres. No hay otro mensaje, no hay atajos, no hay excusas, es necesario el arrepentimiento para poder llegar a Dios. Jesús no ha prometido que todo te saldrá bien, que tendrás fortuna, salud y bienestar toda tu vida. Él está diciendo arrepiéntete porque el reino de los cielos está cerca, porque vino a traer salvación para tu alma. Él da la vida eterna a los que se arrepienten, es decir, los libra del infierno y de la condenación eterna.

Hoy Jesús está tocando a tu puerta y te dice: Arrepiéntete y cree.

Jesús es el único Salvador, el único medio para llegar al cielo y a Dios, y no se puede llegar a Jesús sin arrepentimiento. Quizá pienses: Arrepentimiento¿De qué? De la forma en que has vivido, lejos de Dios y de su Palabra, en el pecado. Sí, en el pecado. Por eso el mensaje de Jesús no es popular, porque las personas no quieren ni siquiera aceptar que exista el pecado. (Entiéndase por pecado: toda injusticia e infracción de las leyes de Dios -1ª Juan 5:17 y 1ª Juan 3:4)

Hoy Jesús te dice nuevamente:
“Arrepiéntete, que yo estoy listo para perdonar, por eso he muerto en la cruz por ti, para que tus pecados puedan ser perdonados y borrados y para darte vida eterna.”

Para Reflexionar:
¿Deseas arrepentirte hoy?

lunes, enero 25, 2010

¿Qué te dice Dios?

En todos los medios de comunicación se escucha la voz de los hombres declarando lo que piensan y lo que sienten. Muchos de estos pensamientos son comunes a la mayoría de las personas y son aceptados por la sociedad. Entre todas estas voces que pelean no solo por ser oídas sino que desean dejar una huella profunda en el corazón de la humanidad ¿no estará la voz de Dios? ¿Se te ha ocurrido que quizás Dios tiene algo que quiere decirte?
Hoy, este día la voz de Dios está hablando a tu oído para que lo escuches con atención:

- Te amo (Juan 3.16) y deseo que seas mi hijo (Juan 1:12).
- Pero hay algo que impide que tengas comunión conmigo: tu pecado (Romanos 3:23).
- ¿Sabes? El pecado tiene como castigo la muerte (Romanos 6.23)
- Yo no deseo que mueras, sino que vivas eternamente conmigo, por eso mi Único Hijo murió en tu lugar (Romanos 5:8), derramó su sangre para pagar por todos tus pecados (Efesios 1:7).
- Por tal razón, tener comunión conmigo y vivir la eternidad en mi presencia solo necesita de ti arrepentimiento y fe. ¿Arrepentimiento? Sí, arrepentimiento de tu pecado y fe en que Jesús, mi Hijo ha llevado el castigo por ti. (Hechos 3.19)

¿No estás harto de gritar, enojarte, estar amargado, buscar tu bien aplastando a otro? ¿No estás cansado de mentir, robar, emborracharte o drogarte? ¿No estás harto de cualquier cosa semejante a éstas? Si lo estás, ven a mí arrepentido y cree. Dime con tu voz que no deseas vivir así, que deseas una vida nueva y que aceptas la sangre de Jesús para el perdón de tus pecados. ¡Hazlo pronto, en tanto que hay esperanza!...

¡Lo has hecho!
Ahora eres mi hijo (Juan 1.12)
Has entrado a la vida eterna (Juan 3:15)
Han sido rotas las cadenas que te hacían esclavo del pecado (Juan 8:34-35)
El Espíritu Santo ha venido a vivir dentro de ti, para fortalecerte, animarte, consolarte y guiarte (Juan 14:26, Juan 16:13)

Deseo que nuestra amistad crezca, que me conozcas bien y quiero colmarte de bienes. Te invito a que platiquemos todos los días, yo te escucho dónde quiera que estés. Para oírme abre la Biblia que en ella tengo la vida nueva que tú deseas. Lee un evangelio, cuando termines continúa con el Nuevo Testamento. Te sorprenderás de lo que tengo en ella para ti.

Con el amor con que sólo yo sé amar, como Padre, te abrazo y espero con ansia nuestro próximo encuentro.