La vida de los hombres está llena de circunstancias las cuales no todas son favorables, deseables o buenas. Todas las personas, sin excepción alguna, enfrentan a lo largo de su vida situaciones adversas que muchas veces no saben cómo enfrentar. Los cristianos, los que son salvos por gracia por medio de la fe, que creen firmemente que la Biblia es la única que tiene autoridad en cuestiones de fe y moral para su vida, (vale la aclaración porque muchas personas se consideran cristianas por creer en Jesucristo pero sin aceptar a la Biblia en estos términos), no escapan de estas situaciones que trae consigo la vida.
Algunos de ellos saben cómo enfrentar dichas adversidades, pero otros no. Quizá hayan podido algunos superar algunas de ellas, pero la finalidad de este artículo, es mostrar cómo Dios desea que enfrentemos las circunstancias adversas mientras vivimos en este mundo.
En tanto que el hijo de Dios no peque deliberadamente y se meta por ello en problemas acarreando circunstancias adversas, se recomienda seguir estos pasos cuando situaciones no deseadas toquen a la puerta:
Paso 1. Reconozca que Dios está en control de su vida y sus circunstancias.
Como ejemplo se citan dos circunstancias adversas que sufrieron algunos personajes de la Biblia:
a) La muerte de Lázaro Juan 11.1-4
Estaba entonces enfermo uno llamado Lázaro, de Betania, la aldea de María y de Marta su hermana. (María, cuyo hermano Lázaro estaba enfermo, fue la que ungió al Señor con perfume, y le enjugó los pies con sus cabellos.) Enviaron, pues, las hermanas para decir a Jesús: Señor, he aquí el que amas está enfermo. Oyéndolo Jesús, dijo: Esta enfermedad no es para muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella.
La muerte de Lázaro era una muerte prematura, y ni Marta ni María deseaban que muriera, era algo que ninguno de los tres esperaba. ¿Estaba Dios trayendo ese mal a sus vidas? El versículo 4 nos indica que sí. Todo lo que nos pasa en la vida, pasa sin duda alguna primero por la mente y voluntad de Dios, por más difícil e incomprensible que parezca.
b) La enfermedad de Pablo 2ª Corintios 12:7-9
Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera; respecto a lo cual tres veces he rogado al Señor, que lo quite de mí. Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo.
Este es un buen ejemplo de cuando Dios no contesta nuestras oraciones de la manera que esperamos. Pablo estaba enfermo, deseaba ser sanado. Dios le contesta: “bástate mi gracia.” En otras palabras “No voy a sanarte”. Así que, si Dios no ha contestado como tú quieres, debes de todos modos aceptar que “eso que quieres cambiar” está en las manos de Dios, y pide a Dios en oración que puedas decir como Pablo: “me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo”.
Paso 2. Acepte la situación cualquiera que esta sea.
Una vez que usted ha reconocido que Dios está en control de su vida y de sus circunstancias, debe aceptar cualquier situación difícil por la que esté pasando. Este paso de la aceptación es muy importante, porque podrá reconocer que Dios está en control de todo y sin embargo seguir diciendo: no tiene por qué sucederme esto a mí. Aceptar las circunstancias no es fácil, pero es un proceso que comienza en el pensamiento: “todo lo que me está sucediendo es porque Dios lo ha permitido. Acepto la situación aunque no la comprendo.” Todo lo que usted está pasando, servirá al final de cuentas para su beneficio personal espiritual. 1ª Pedro 1:5-7
que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero. En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo
Como podemos ver en esta cita, así como en Santiago 1:2-3 (vea la cita en su Biblia), las circunstancias adversas prueban nuestro carácter cristiano y sin importar lo difícil que sea, debemos mantenernos dando la gloria y la honra a Dios cuando venga Jesucristo.
Paso 3. Aumente su intimidad con el Padre.
Los momentos de angustia, dolor o incomprensión de la situación por la que está usted pasando, es el mejor detonador para aumentar su intimidad con el Padre. Pasar más tiempo con Dios, requiere esfuerzo personal, decidir dedicar un tiempo a leer la Biblia y a orar, aún dentro del sufrimiento por la pérdida de un ser querido, o cualquier otra situación adversa necesita de un esfuerzo adicional por parte de usted. Si está demasiado agotado física y emocionalmente, busque un hermano en Cristo de confianza que pueda pasar momentos de oración con usted. Esto lo fortalecerá hasta que pueda hacerlo por sí mismo.
Marcos 14:32-35
Vinieron, pues, a un lugar que se llama Getsemaní, y dijo a sus discípulos: Sentaos aquí, entre tanto que yo oro. Y tomó consigo a Pedro, a Jacobo y a Juan, y comenzó a entristecerse y a angustiarse. Y les dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí y velad. Yéndose un poco adelante, se postró en tierra, y oró que si fuese posible, pasase de él aquella hora.
2 Samuel 22:3-8
Me rodearon ondas de muerte,
Y torrentes de perversidad me atemorizaron.
Ligaduras del Seol me rodearon;
Tendieron sobre mí lazos de muerte.
En mi angustia invoqué a Jehová,
Y clamé a mi Dios;
El oyó mi voz desde su templo,
Y mi clamor llegó a sus oídos.
La presencia de Dios y la comunión con Él, cambiará la perspectiva de las circunstancias y lo fortalecerá en los momentos más difíciles.
Querido lector, como hemos visto, Dios es nuestra fuente de socorro en el día de la angustia, el que nos fortalece, sostiene, ayuda y contesta nuestras oraciones según sus propósitos, no los nuestros. Si aprendemos a seguir estos pasos cada vez que estemos en una situación en la cual no deseamos y a la cual no entramos por gusto propio, tendremos paz en nuestro interior, aunque no se vaya la tristeza y la angustia. La interrogante ¿por qué me pasa esto a mí?, desaparecerá, porque ahora sabemos que Dios está en control de todo lo que pasa a nuestro alrededor. Podemos decir como Pablo (Romanos 8:12)
Dios hace concurrir todas las cosas para el bien de los que le aman, de los que según sus designios son llamados. Biblia de Jerusalén.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario