martes, noviembre 07, 2006

Pecados sin Importancia

¿Están en el mismo plano los homicidas y los mentirosos a los ojos de Dios?

Todos sabemos que no somos enteramente buenos ya que por ahí se nos escapan algunas cosas, pequeñeces, como decir mentiras, una que otra vez. Fuera de allí, somos iguales que toda la gente, que la gente buena, es decir, porque no matamos ni robamos ni cosa semejante. ¡Dios guarde la hora! Así piensan Rocío y Antonieta:

Rocío: -Antonieta, hasta que por fin te encuentro, ¿Qué me llamaste? ¿Cómo estás?
Antonieta: -Bien, pero fíjate que le tuve que decir a mi marido, una mentirita, porque fui a ayudarle a mi prima a repartir volantes, y ya sabes, a él no le gusta que ande metida en eso de la política, así que le dije que estuve contigo y con otra amiga desayunando, para que no me vayas a echar de cabeza.
Rocío: -¡No te preocupes! Para eso están las amigas, que al fin y al cabo, una mentira como ésta no le hace mal a nadie.


La Verdad de la Palabra

Pero los cobardes, los incrédulos, los abominables, los asesinos, los impuros, los hechiceros, los idólatras y todos los embusteros tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre: que es la muerte segunda.
Apocalipsis 21:8 (Biblia de Jerusalén)

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