domingo, septiembre 20, 2009

¿Te Estás Consagrando a Dios? (2ª Parte)

En la primera parte de este artículo, vimos dos formas en que Dios nos pide consagración, en esta parte veremos las otras dos, que son: apartarnos del pecado y de la idolatría. Desgraciadamente en esta época lo que es pecado e idolatría depende de la opinión personal. Sin embargo nosotros los creyentes en Jesucristo contamos con Su Palabra para saber con certeza qué pide Dios de nosotros y a qué llama pecado y a qué idolatría. Así que, si realmente deseamos consagrarnos a Dios, debemos:

III.- Apartarnos del pecado.
¿Qué conclusión sacaremos? ¿Continuaremos pecando para que la gracia venga más abundante? ¡Por supuesto que no! Romanos 6:1.

Como ustedes saben, el hombre viejo que está en nosotros ha sido crucificado con Cristo. Las fuerzas vivas del pecado han sido destruidas para que no sirvamos más al pecado. Romanos 6:6.

Así también ustedes deben considerarse a sí mismos muertos para el pecado y vivos para Dios en Cristo Jesús. No dejen que el pecado tenga poder sobre este cuerpo -¡es un muerto!- y no obedezcan a sus deseos. No le entreguen sus miembros, que vendrían a ser como malas armas al servicio del pecado. Por el contrario, ofrézcanse ustedes mismos a Dios, como quienes han vuelto de la muerte a la vida, y que sus miembros sean como armas santas al servicio de Dios. El pecado ya no los volverá a dominar, pues no están bajo la Ley, sino bajo la gracia. Romanos 6:11-14.

Veamos algunos ejemplos de lo que Dios llama pecado:
Es fácil reconocer lo que proviene de la carne: libertad sexual, impurezas y desvergüenzas; "culto de los ídolos y magia; odios, ira y violencias; celos, furores, ambiciones, divisiones, sectarismo" y envidias; borracheras, orgías y cosas semejantes. Les he dicho, y se lo repito: los que hacen tales cosas no heredarán el Reino de Dios.
Gálatas 5:19-21 (véase también Romanos 1:29-32.

Nota: la Biblia llama al pecado “lo que proviene de la carne.”

IV.- Dejar la idolatría
Por lo tanto, hermanos muy queridos, huyan del culto a los ídolos. 1ª Corintios 10:14.

No te harás estatua ni imagen alguna de lo que hay arriba, en el cielo, abajo, en la tierra, y en las aguas debajo de la tierra. No te postres ante esos dioses, ni les sirvas, porque yo, Yavé, tu Dios, soy un Dios celoso. Yo pido cuentas a hijos, nietos y biznietos por la maldad de sus padres que no me quisieron. Éxodo 20:4-5.

No te harás dioses de metal fundido. Éxodo 34:17.

No se vuelvan hacia los ídolos ni se hagan dioses de metal fundido. ¡Yo soy Yavé, Dios de ustedes!
Levítico 19:4.


No se hagan ídolos, ni levanten estatuas o monumentos, ni coloquen en su tierra piedras grabadas para postrarse ante ellas, porque yo soy Yavé, el Dios de ustedes.
Levítico 26:1.

No te harás ídolos, no te harás figura alguna de las cosas que hay arriba en el cielo o aquí debajo en la tierra, ni de lo que hay en las aguas debajo de la tierra. Ante ellas no te hincarás ni les rendirás culto; porque yo, Yavé, tu Dios, soy un Dios celoso, que castigo la maldad de los padres en los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me odian. Deuteronomio 5:8-9.

Mediten bien lo que van a hacer. Ustedes no vieron figura alguna el día en que Yavé les habló en el monte Horeb en medio del fuego. Por tanto no vayan a corromperse: no se hagan un ídolo, o sea, cualquier cosa esculpida con forma de hombre o de mujer" Deuteronomio 4.15-16.

Nota: Todas las citas han sido tomadas de LA BIBLIA LATIONAMERICANA.

Para reflexionar:
¿Te estás apartando del pecado? Recuerda, si has sido lavado por la sangre del Cordero, ya no tiene poder sobre ti.
¿Honras, reverencias o rindes culto a los ídolos o imágenes?

domingo, septiembre 06, 2009

¿Te Estás Consagrando a Dios?

Hemos aprendido que de acuerdo con la Biblia la consagración no es solo para algunas personas como los monjes o las monjas (ver “Consagrados para Dios” agosto 9, 2009), sino que Dios desea que todo aquél que cree en su Hijo Jesucristo se consagre a él. Esta palabra de consagrar tiene el significado de apartar. Cuando nos apartamos de aquellas cosas que a Dios le desagradan es cuando nos consagrarnos a Él. En tu diario vivir ¿Te estás consagrando a Dios?

Esta es una pregunta que se debe contestar de manera personal, sin embargo, habrá personas que piensan se están consagrando a Dios por no robar o no matar. Quizá otras personas piensan que al estar haciendo obras de beneficencia se están consagrando a Dios. Sería el cuento de nunca acabar cuando dejamos al juicio de cada persona el significado de consagrarse a Dios. Así que vayamos a la Escritura. ¿Qué es lo que está pidiendo Dios de nosotros al consagrarnos? Básicamente está pidiendo de nosotros cuatro cosas, de las cuales veremos solo dos en este artículo.

I.- Que cambiemos nuestra forma de vida de vana e impura a una vida de justicia y santidad.
Y si invocáis por Padre a aquel que sin acepción de personas juzga según la obra de cada uno, conducíos en temor todo el tiempo de vuestra peregrinación; sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación. 1ª Pedro 1:17-19

En este versículo Dios está hablando a personas específicas, se dirige a aquellos que lo llaman Padre, y les dice que han sido “rescatados de la vana manera de vivir”. Aquellos que han tenido un encuentro personal con Jesucristo han sido rescatados de la forma de vida que tenían anteriormente, entonces, dejar de vivir como lo hacían antes de conocerlo es una manera de consagrarse a Él. Dios repite esta misma idea en Efesios 4:17-24:

Esto, pues, digo y requiero en el Señor: que ya no andéis como los otros gentiles, que andan en la vanidad de su mente, teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón; los cuales, después que perdieron toda sensibilidad, se entregaron a la lascivia para cometer con avidez toda clase de impureza. Mas vosotros no habéis aprendido así a Cristo, si en verdad le habéis oído, y habéis sido por él enseñados, conforme a la verdad que está en Jesús. En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad.

El apóstol Pablo anima a los creyentes de Éfeso que no vivan como lo hacían antes de conocer a Cristo, “ajenos de la vida de Dios”, sino que vivan en “la justicia y santidad” que han aprendido del Señor Jesucristo. Cada vez que una persona mediante la lectura de la Biblia entiende lo que es la impureza y los deseos engañosos a los ojos de Cristo y se aparta de ellos, se está consagrando a Dios.

II.- Que nos apartemos del mundo y sus placeres.
Yo les he dado tu palabra; y el mundo los aborreció, porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal. No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad. Juan 17:14-17

En esta cita Jesús nos enseña que no somos del mundo como Jesús tampoco lo es. Esta es una verdad que debemos entender, nosotros estamos de paso por esta tierra, somos de Dios y para Dios. Cuando las personas comprenden esta verdad, están dispuestos a obedecer el mandamiento que Dios nos da a través del apóstol Juan en 1ª Juan 2.15-17:

No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.

Amar al mundo implica que quien lo hace no tiene el amor del Padre. Es una verdad fuerte y quizá difícil de entender, pero Jesús dijo: “Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro” (Mateo 6:24). Este versículo muestra qué es lo que hay en el mundo de lo cual debe apartarse quien ama a Dios: “los deseos de la carne, los deseos de los ojo y la vanagloria de la vida”. La Nueva Versión Internación nos aclara a qué se refiere con estas tres cosas:

Porque nada de lo que hay en el mundo --los malos deseos del cuerpo, la codicia de los ojos y la arrogancia de la vida-- proviene del Padre sino del mundo. 1ª Juan 2:16 NVI

Así que cuando dejamos de amar estas cosas nos estamos consagrando para Dios. Ahora que hemos visto a los ojos de Dios de qué debemos apartarnos, vuelvo a preguntar ¿te estás consagrando a Dios?

Para Reflexionar:
¿Deseas consagrarte a Dios cómo Él lo indica?
¿Estás dispuesto a dejar aquellas cosas que tú sabes hoy que le desagradan?