lunes, enero 25, 2010

¿Qué te dice Dios?

En todos los medios de comunicación se escucha la voz de los hombres declarando lo que piensan y lo que sienten. Muchos de estos pensamientos son comunes a la mayoría de las personas y son aceptados por la sociedad. Entre todas estas voces que pelean no solo por ser oídas sino que desean dejar una huella profunda en el corazón de la humanidad ¿no estará la voz de Dios? ¿Se te ha ocurrido que quizás Dios tiene algo que quiere decirte?
Hoy, este día la voz de Dios está hablando a tu oído para que lo escuches con atención:

- Te amo (Juan 3.16) y deseo que seas mi hijo (Juan 1:12).
- Pero hay algo que impide que tengas comunión conmigo: tu pecado (Romanos 3:23).
- ¿Sabes? El pecado tiene como castigo la muerte (Romanos 6.23)
- Yo no deseo que mueras, sino que vivas eternamente conmigo, por eso mi Único Hijo murió en tu lugar (Romanos 5:8), derramó su sangre para pagar por todos tus pecados (Efesios 1:7).
- Por tal razón, tener comunión conmigo y vivir la eternidad en mi presencia solo necesita de ti arrepentimiento y fe. ¿Arrepentimiento? Sí, arrepentimiento de tu pecado y fe en que Jesús, mi Hijo ha llevado el castigo por ti. (Hechos 3.19)

¿No estás harto de gritar, enojarte, estar amargado, buscar tu bien aplastando a otro? ¿No estás cansado de mentir, robar, emborracharte o drogarte? ¿No estás harto de cualquier cosa semejante a éstas? Si lo estás, ven a mí arrepentido y cree. Dime con tu voz que no deseas vivir así, que deseas una vida nueva y que aceptas la sangre de Jesús para el perdón de tus pecados. ¡Hazlo pronto, en tanto que hay esperanza!...

¡Lo has hecho!
Ahora eres mi hijo (Juan 1.12)
Has entrado a la vida eterna (Juan 3:15)
Han sido rotas las cadenas que te hacían esclavo del pecado (Juan 8:34-35)
El Espíritu Santo ha venido a vivir dentro de ti, para fortalecerte, animarte, consolarte y guiarte (Juan 14:26, Juan 16:13)

Deseo que nuestra amistad crezca, que me conozcas bien y quiero colmarte de bienes. Te invito a que platiquemos todos los días, yo te escucho dónde quiera que estés. Para oírme abre la Biblia que en ella tengo la vida nueva que tú deseas. Lee un evangelio, cuando termines continúa con el Nuevo Testamento. Te sorprenderás de lo que tengo en ella para ti.

Con el amor con que sólo yo sé amar, como Padre, te abrazo y espero con ansia nuestro próximo encuentro.